La Organización Mundial de la Salud incorporó en la 11ª edición de su Clasificación Internacional de Enfermedades el trastorno de los juegos.
Con polémicas aún vivas, el Dr. Vladimir Poznyak miembro del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud propuso que la adicción a los videojuegos debe ser considerado un trastorno de la salud.
La clasificación Internacional de Enfermedades (ICD) es un estándar para el diagnóstico y define el universo de enfermedades, trastornos, lesiones y cualquier otra condición de la salud.
En dicho índice puede leerse ahora que “El trastorno de juego se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente (“juego digital” o “videojuego”), que puede estar en línea (es decir, a través de Internet) o fuera de línea, manifestado por: 1) control de juegos deteriorado ( ej., inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto); 2) aumenta la prioridad otorgada a los juegos en la medida en que los juegos tengan prioridad sobre otros intereses de la vida y las actividades diarias; y 3) continuación o escalada del juego a pesar de la ocurrencia de consecuencias negativas. El patrón de comportamiento es de suficiente gravedad como para causar un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras áreas importantes. El patrón de comportamiento del juego puede ser continuo o periódico y recurrente. El comportamiento del juego y otras características son normalmente evidentes durante un período de al menos 12 meses para que se asigne un diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.
Ahora bien, ¿Qué razones hicieron que se considerara el trastorno de juego en el ICD?
La situación más preocupante de la adicción es que los juegos ocupan prioridad en la vida social del enfermo, desplazando otras actividades. Otra cuestión a considerar es que ese comportamiento negativo no puede controlarse, es persistente o recurrente. Finalmente, esta situación genera angustia y un deterioro significativos en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo u ocupacional del enfermo.
De acuerdo a las características mencionadas, se pude observar cierta similitud de este trastorno con el de uso de sustancias tóxicas, por el grado de adicción que produce el trastorno de juegos. Sin embargo, considero que la comparación en muchos aspectos no es positiva y por ejemplo, se solicita desde la misma OMS que no se hagan diagnósticos prematuros y que el comportamiento adictivo de los juegos debe durar por lo menos 12 meses. Es decir, no alcanza para categorizar el trastorno uno o unos pocos episodios, sino que los síntomas deben ser graves.
El punto anterior quizás nos haga entender mejor porque existe polémica para incorporar la adicción a los juegos como trastorno.
En la otra vereda, se ubican los especialistas que consideran que la inclusión de este trastorno en el ICD fue prematuro. Lo que manifiestan los médicos es que en la “adicción” a los juegos se esconden otras patologías reales como la ansiedad o la depresión. Serían estos trastornos los que hacen que una persona quiera jugar mucho tiempo, desplazando otras actividades o vida social plena. Otro punto en contra es que la definición del trastorno de juegos es muy severa, y no deja lugar a los grises. De ese modo, se descartan dentro de la patología las versiones leves y moderadas.
Más allá de la polémica sobre la inclusión del trastorno de juegos en el ICD, la verdad es que se hablaba mucho de la adicción y desde diferentes lugares de la sociedad se intentaba ayudar a los niños adictos. Tomo con beneplácito la inclusión y ojalá sirva para ayudar a quienes lo necesiten.
Nota publicada en el diario El Cordillerano.
Abogado Argentino especializado en Derecho informático y Nuevas Tecnologías. Docente e Investigador en UES 21. Director de consumidorenlaweb.com